sábado, 30 de enero de 2010

"LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS", una joya de Walt Whitman

     Quiero relacionar a un maestro de la literatura poética con una joya cinematográfica, donde el contenido de la misma se basa en los cantos de amor a la vida de Walt Whitman.

     La Sociedad de los poetas muertos, film obligatorio no sólo para los amantes de la poesía, sino también para quienes creen en la capacidad de educar e inspirar a sus discípulos.

     Walt Whitman nació en el año 1819, poeta y ensayista estadounidense que ha sido uno de los más influyentes escritores norteamericanos. Famoso por sus poemas, ejerció gran influencia sobre grandes escritores como José Martí, Rubén Darío, Federico García Lorca, Pablo Neruda y Jorge Luís Borges.

     Su libro Hojas de hierba fue su obra esencial, apreciable por su lirismo, libertad y expresividad. Esta obra literaria logró inspirar al director Peter Weir en 1989 en la realización de este famoso film. Robin Williams interpreta el papel del profesor Keating, un personaje que logra a través de la poesía  un cambio en la conducta de sus alumnos.  Rompe con el método de enseñanza tradicional y se convierte en  fuente de inspiración para que cada uno de ellos hiciera de sus vidas un verdadero milagro. Es el despertar del romanticismo, donde el mensaje  principal es la búsqueda del camino a la felicidad y la realización de los sueños.

     En el transcurso de la película, podemos apreciar varias citas pertenecientes al poema de Whitman La Sociedad de los poetas muertos, también llamado No te detengas, que expresa un  profundo mensaje de motivación  a la lucha insaciable de nuestro propósito en la vida.

                                                                                                         
                                                                
                                                               NO TE DETENGAS
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos"
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas..

     Keating se hizo llamar por sus alumnos  "Oh Captain, my Captain", frase inmortalizada por Walt Whitman en su poema que lleva ese mismo nombre, dedicado al fallecido presidente Lincoln:

¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, nuestro espantoso viaje ha terminado.
La nave ha salvado todos los escollos,
hemos ganado el anhelado premio.
Próximo esta el puerto, ya oigo las campanas y el pueblo entero te aclama,
Siguiendo con tus miradas la poderosa nave, la audaz y soberbia nave.
Mas, ¡ay! ¡oh corazón!, ¡mi corazón!, ¡mi corazón!
No ves las rojas gotas que caen lentamente,
allí en el puente, donde mi capitán yace extendido, helado y muerto.

         La tragedia viste de negro este film con el suicidio de uno de los alumnos. La consecuencia de las  imposiciones de un padre sobre las decisiones de su hijo.  Keating es culpado injustamente por ello y expulsado de la institución.   Es una maravillosa película que nos lleva a  esta reflexión:    El educador sólo es facilitador y acompañante. Cuidado con forzar las cosas y romper el capullo pues se corre el riesgo de matar a la mariposa.


         La ultima escena  es una de las más emotivas, dejando en evidencia como alguien puede recoger en la misma medida que sembró tanto  respeto y pasión.

                                                                   http://www.youtube.com/watch?v=cC6ncDYYeX4
                                       



     


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